Si bien algunas personas consideran que no es necesario hacerse un análisis de sangre porque están sanas, lo cierto es que este pensamiento es la razón para realizarlos. Los exámenes sanguíneos se solicitan de forma periódica para detectar patologías y tratarlas con el tiempo suficiente.

Hay componentes de la sangre que pueden verse alterados antes de que aparezcan los síntomas. Eso genera una clara ventaja para el tratamiento preventivo, y evita complicaciones a futuro.

Regularmente los médicos recomiendan que se realicen estudios de chequeo cuando al menos 1 vez cada 6 meses o en 1 año. Un análisis de sangre consiste en la realización de exámenes bioquímicos sobre el tejido sanguíneo.

Cuando el médico lo solicita, está buscando signos de ciertas enfermedades que resultan más frecuentes para cada edad. Y si el paciente tiene ya alguna enfermedad crónica, el análisis le permite al profesional controlar la evolución y la eficacia del tratamiento recetado.